El agua, el aceite y los fluidos especializados son una de las fuentes de energía más potentes y confiables en el mundo industrial para mover, levantar y moldear materiales de gran tamaño y peso. Se caracteriza por ser una energía de alta potencia, robusta y precisa, ideal para aplicaciones donde se requiere una fuerza inmensa.
La hidráulica como fuente de energía se separa en dos grandes ramas: la energía hidroeléctrica y la hidráulica industrial.
La primera de ellas, la hidroeléctrica, se emplea para generar electricidad a gran escala aprovechando el flujo de ríos y embalses. Al igual que la eólica, es un pilar fundamental en la transición hacia energías renovables, sustituyendo a las centrales térmicas que dependen de combustibles fósiles.
Por su parte, en la automatización y maquinaria industrial pesada es común utilizar sistemas hidráulicos para realizar trabajos que demandan una fuerza extraordinaria. Estos sistemas requieren de un fluido (usualmente aceites hidráulicos con aditivos específicos) a alta presión para generar movimientos lineales o rotativos con una potencia inigualable, otorgándoles un lugar esencial en sectores como la construcción, la minería y la aeronáutica.
Entre la amplia gama de equipos y componentes hidráulicos, destacan por popularidad las bombas de pistón por su alta eficiencia y capacidad para operar hasta con las presiones más elevadas (por encima de 400 bares). En el control direccional, las válvulas de control o “Joysticks” son el estándar de la industria, mientras que los cilindros hidráulicos de doble efecto con amortiguación integrada son fundamentales para aplicaciones que exigen precisión en el movimiento lineal y manejo de cargas críticas. Para el almacenamiento de energía y la amortiguación de pulsaciones, los acumuladores hidro-neumáticos son componentes críticos en prácticamente cualquier sistema de mediana y alta complejidad
La hidráulica constituye uno de los pilares fundamentales de la automatización industrial pesada, destacándose por su capacidad de generar fuerzas y pares elevadísimos con un control preciso. Los sistemas hidráulicos, caracterizados por su robustez y alta densidad de potencia, son indispensables en aplicaciones donde otras tecnologías resultan insuficientes.
Todo proceso de automatización sea por equipos eléctricos, neumáticos o hidráulicos, requiere de una gran inversión inicial. En el caso de la hidráulica, los beneficios a largo plazo son la capacidad de manipular cargas masivas, una precisión de control excelente bajo carga y una larga vida útil de los equipos, lo que se traduce en una alta productividad y confiabilidad.
No obstante, y a pesar de que la fuerza generada es enorme, los sistemas hidráulicos industriales pueden presentar desafíos. Los fluidos utilizados pueden ser contaminantes si hay fugas, y la maquinaria requiere de un mantenimiento riguroso para asegurar su sellado y eficiencia. Además, al igual que en la neumática, los componentes hidráulicos (como las bombas hidráulicas) requieren de energía eléctrica proveniente de la red para funcionar y presurizar el fluido.
En cualquier industria, ya sea la encargada de generar electricidad para alimentar una región o una fábrica que requiere presionar, prensar o levantar (hidroeléctrica o hidráulica industrial), el uso de fluidos a presión se establece como una fuente de energía indispensable para realizar trabajos donde la fuerza bruta y el control son la prioridad. Su implementación representa una solución de ingeniería robusta y eficaz para aplicaciones que demandan los más altos niveles de fuerza y control.